ARTÍCULO PUBLICADO POR LA PRESTIGIOSA REVISTA "NATURE"
Tiburón, atún, bonito, pez espada, pez vela... Son solo algunas de las especies a las que más están afectando la sobreexplotación de los recursos y la alteración del medio marino. Según un estudio publicado en la revista científica Nature, desde el inicio de la pesca industrial en los años 50, la biomasa de los grandes peces depredadores ha disminuido un 90%.
La desaparición de estos animales, situados en la parte superior de lacadena trófica, constituye un problema mundial, ya que eliminan a los ejemplares débiles o enfermos. «Cuando los depredadores desaparecen proliferan las especies situadas en los eslabones intermedios y, en consecuencia, aumenta la presión sobre las que están en la base», explican desde Oceana.
Si la presión es excesiva se acaba el alimento disponible y todo el ecosistema se desequilibra. Tal «empobrecimiento de la biodiversidad puede ser irreversible», alertan desde la organización internacional de conservación marina.
Medidas reales y efectivas de conservación
Oceana ha aprovechado la reciente celebración de la edición número 61 del Festival Internacional de Cine de San Sebastián para presentar el cortometraje «Sea Legend», producido por la compañía Panthalassa, dirigido por Andreas Roth y protagonizado por David Gant, donde se narran los recuerdos de un anciano pescador del País Vasco sobre una «misteriosa y magnífica criatura marina»: el atún rojo.
El atún rojo dejó de verse en las costas noruegas y la entrada del Báltico en los años 60. En el Mediterráneo, los excesivos límites de captura lo pusieron al borde del colapso. A ello se sumaba la pesca ilegal: en 2007 se estimó que las capturas reales duplicaban las permitidas. Tras aplicar las recomendaciones científicas, empiezan a verse indicios de recuperación, asegura Oceana.
La ONG también ha querido la proyección del film para centrar la atención de los ciudadanos sobre otras dos especies igual de valiosas e importantes que el atún rojo:
El 15% de los taxones de tiburones se encuentran en peligro, porcentaje que llega al 49% en el Mediterráneo. En este mar, las poblaciones de cailón, marrajo dientuso y tiburón martillo descendieron un 99,9% durante los últimos dos siglos, desapareciendo de zonas donde antes eran habituales a causa de la sobrepesca.
El pez espada, que puede llegar a 4,5 metros y 500 kg, por su parte, se explota sin control en el Mediterráneo en la actualidad, denuncia Oceana: «Más del 75% de las capturas son juveniles por debajo de 10 kg que no llegan a reproducirse». A la falta de gestión hay que sumar la pesca ilegal, manifiestan desde la organización, que asegura que durante años han demostrado el uso continuado de redes de deriva ilegales para capturar esta especie.
Eliminar los vacíos legales que permiten la importación de pescadoilegal y sancionar a los infractores de manera proporcional a los ingresos que obtienen podrían suponer efectivas acciones encaminadas a atajar el problema del descenso de depredadores en los océanos.
Aumentar el consumo de especies de pequeño tamaño, capturadas anivel local y con métodos sostenibles es otra de las solucines que aportan desde Oceana. La organización no ceja en su empeño de pedir el establecimiento de «medidas reales y efectivas» para proteger a las especies reconocidas como amenazadas.
Tiburón, atún, bonito, pez espada, pez vela... Son solo algunas de las especies a las que más están afectando la sobreexplotación de los recursos y la alteración del medio marino. Según un estudio publicado en la revista científica Nature, desde el inicio de la pesca industrial en los años 50, la biomasa de los grandes peces depredadores ha disminuido un 90%.
La desaparición de estos animales, situados en la parte superior de lacadena trófica, constituye un problema mundial, ya que eliminan a los ejemplares débiles o enfermos. «Cuando los depredadores desaparecen proliferan las especies situadas en los eslabones intermedios y, en consecuencia, aumenta la presión sobre las que están en la base», explican desde Oceana.
Si la presión es excesiva se acaba el alimento disponible y todo el ecosistema se desequilibra. Tal «empobrecimiento de la biodiversidad puede ser irreversible», alertan desde la organización internacional de conservación marina.
Medidas reales y efectivas de conservación
Oceana ha aprovechado la reciente celebración de la edición número 61 del Festival Internacional de Cine de San Sebastián para presentar el cortometraje «Sea Legend», producido por la compañía Panthalassa, dirigido por Andreas Roth y protagonizado por David Gant, donde se narran los recuerdos de un anciano pescador del País Vasco sobre una «misteriosa y magnífica criatura marina»: el atún rojo.
El atún rojo dejó de verse en las costas noruegas y la entrada del Báltico en los años 60. En el Mediterráneo, los excesivos límites de captura lo pusieron al borde del colapso. A ello se sumaba la pesca ilegal: en 2007 se estimó que las capturas reales duplicaban las permitidas. Tras aplicar las recomendaciones científicas, empiezan a verse indicios de recuperación, asegura Oceana.
La ONG también ha querido la proyección del film para centrar la atención de los ciudadanos sobre otras dos especies igual de valiosas e importantes que el atún rojo:
El 15% de los taxones de tiburones se encuentran en peligro, porcentaje que llega al 49% en el Mediterráneo. En este mar, las poblaciones de cailón, marrajo dientuso y tiburón martillo descendieron un 99,9% durante los últimos dos siglos, desapareciendo de zonas donde antes eran habituales a causa de la sobrepesca.
El pez espada, que puede llegar a 4,5 metros y 500 kg, por su parte, se explota sin control en el Mediterráneo en la actualidad, denuncia Oceana: «Más del 75% de las capturas son juveniles por debajo de 10 kg que no llegan a reproducirse». A la falta de gestión hay que sumar la pesca ilegal, manifiestan desde la organización, que asegura que durante años han demostrado el uso continuado de redes de deriva ilegales para capturar esta especie.
Eliminar los vacíos legales que permiten la importación de pescadoilegal y sancionar a los infractores de manera proporcional a los ingresos que obtienen podrían suponer efectivas acciones encaminadas a atajar el problema del descenso de depredadores en los océanos.
Aumentar el consumo de especies de pequeño tamaño, capturadas anivel local y con métodos sostenibles es otra de las solucines que aportan desde Oceana. La organización no ceja en su empeño de pedir el establecimiento de «medidas reales y efectivas» para proteger a las especies reconocidas como amenazadas.
Lo triste de todo esto es que es como las noticias de corrupción y demás, que ya a nadie nos sorprende por escalofriantes que sean. Difícil solución para este problema, en realidad fácil solución pero que nunca se llevará a cabo. Saludos
ResponderEliminarestamos de acuerdo Marcos, se están cargando los oceanos y miramos para otro lado, tremendo,sl2
EliminarEs muy triste pero estan acabando con todo,y todo por el puto dinero,y encima lo saben,como sigan asi ni lapas van a quedar,y las sardinas ya queda mirarlas por revistas porque ya no hay,que cabrones,me pongo de mala ostia,un saludo vitu y a disfrutar mientras se pueda.
ResponderEliminarDesgraciadamente,los que pueden hacer algo para arreglar este problema no lo van a hacer.No mientras sigan llenando sus carteras,los que vienen detras que se j.....
ResponderEliminarY así funciona todo.
Yo soy muy joven,pero siempre he estado en contacto con el mar,y lo que a pasado en los últimos 20 años......es para llorar.
Como sigamos así no quiero imaginarme dentro de otros 20.
Mi hija va a ver los pececitos varios....en fotos y documentales.UNA LASTIMA
A este ritmo, seremos recordados por las generaciones que acabaron con los mares y no hicieron nada por remediarlo.
ResponderEliminar¿Qué tiene que ocurrir para actuar?
Saludos